Una mirada crítica del caso
Por Raíl Enrique Bibiano
No cabe dudas que la denuncia presentada por el ex Oficial de Inteligencia, David Grusch, y difundida en Debrief que fue replicada por muchos medios televisivos nacionales e internacionales, inclusive por el periódico inglés The Guardián, es algo demasiado explosivo. Sin embargo, aun cuando haya abierto una investigación en el Capitolio ante la comisión de Inteligencia, ello no trae un sustento capaz de demostrar que todo sea realmente veraz.
Por una parte, la denuncia y su posterior divulgación, esta última autorizada por el propio Departamento de Defensa de los Estados Unidos, carece de lo más importante en este asunto, “la prueba física”. David Grusch refirió que nunca vio siquiera los ovnis ni donde estos estaban o donde se encuentran actualmente estacionados. Pero que sabía del asunto tras sus distintas charlas con altos oficiales de la inteligencia de quienes tomó conocimiento. Que esos referentes eran altos oficiales aun en actividad u otros que ya no se encuentran activos.
Grusch, que ha dirigido la tarea de análisis de fenómenos UAP para el Departamento de Defensa de EE.UU., conforme otras voces de la comunidad de inteligencia, es un referente inobjetable, dueño de una conducta intachable. Sin embargo, la conducta no alcanza para demostrar algo tan grave como la retención ilegal por parte de su gobierno, de naves y cadáveres alienígenas.
Según publicó The Debrief, Gursch habría manifestado conocer a las personas que se encuentran involucradas en dichas maniobras actuales y anteriores. Pero, ¿yo me pregunto si conocer y nombrar personas sin tener las probanzas en la mano, sirve para algo? Los organismos de Estado no aceptan como probanza las “hipótesis” porque no son una evidencia formal que constituya una prueba tangible para acusar a alguien como corresponde.
A todo esto, cabe poner de relieve la pregunta del millón: ¿Y dónde están las evidencias sobre la existencia de las naves extraterrestres o desconocidas y sus pilotos enterrados? Porque sin ello, todo lleva a pensar en una oportuna cortina de humo en momentos en que tanto el Pentágono, como la NASA y el propio Departamento de Defensa (DoD), están pidiendo aumento de presupuesto al Honorable Capitolio Estadounidense.
Hasta aquí, mi análisis es que, por más explosiva que sea la noticia sobre una gran denuncia reclamando lo que todos reclaman: “saber la verdad ovni”, se debe tomar con pinzas muy precisas esta cuestión por la comunidad internacional. No se puede danzar sin la música ni se puede comer sin comida sobre la mesa. En otras palabras, sin pruebas no hay resultados.
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