Por Raúl Enrique Bibiano
¿Conspiración o una verdad oculta a la humanidad?
Resulta sumamente extraña la reaparición de una anomalía por cuarta vez en tan solo un mes, entre la plataforma Antártica y África. La primera detección tuvo lugar el 10 de abril de este mismo año, cuando Ventusky capturó una anomalía de ondas en esa área. Ante las especulaciones de los internautas y las teorías sobre la intervención de extraterrestres, el portavoz de Ventusky, David Prantl, aclaró que se trataba de un "error del modelo" y no de una actividad inusual en el mar.
La segunda detección ocurrió el 25 de abril, con otra anomalía de ondas en el mapa, alcanzando más de 80 pies en su punto más alto. Esta vez, la forma tenía un aspecto de media luna en comparación con la forma redonda sólida previa. Nuevamente, Ventusky explicó que se trataba del "mismo problema que antes" y que otro modelo mostraba que "no había anomalía y todo estaba bien en esta área.
Sin embargo, el 23 de mayo, esta anomalía volvió a aparecer, y ya no podemos pensar en teorías conspirativas. Algo realmente está sucediendo y quieren mantenerlo en secreto. A estas alturas, no podemos creer que un satélite se equivoque tantas veces sobre un mismo objeto que aparece y desaparece después de varias horas. A pesar de los intentos de las grandes potencias por desviar nuestra atención, es algo más allá de lo que intentan hacernos creer.
Quizás sea un error una vez, o dos veces, pero ¿cuatro veces? Es extremadamente improbable y debemos preocuparnos por una noticia que no podemos ignorar. El suceso se hizo público recién en enero de 1999 por las autoridades del Gobierno de Chile, y guarda relación con una denominada "anomalía" en el océano Atlántico Sur, entre la Antártida y África.
Según lo reportado por el Canal 13 a través de Javier Miranda, el satélite meteorológico GOES8 de Estados Unidos había registrado y documentado un Objeto Volador no Identificado (OVNI) frente a las costas de Chile, con un diámetro aproximado de 400 kilómetros. Aunque Estados Unidos eliminó rápidamente los registros, dos organismos chilenos lograron capturar la información: el Servicio Aéreo Fotométrico de Santiago y el Centro Meteorológico Regional de Antofagasta.
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Toda esta información no salió a la luz de inmediato, y fue recién a finales de enero de 1999 cuando el Gobierno de Chile decidió hacerla pública, siendo difundida rápidamente por los medios del país. Este misterioso suceso plantea interrogantes que no podemos ignorar.
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