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jueves, 25 de abril de 2024

El Encuentro de Almas Gemelas: Una Conexión Mágica en el Universo de las Relaciones Humanas

 


Por Raúl Enrique Bibiano


              

                      El Encuentro de las Almas Gemelas 






En el vasto y misterioso mundo de las relaciones humanas, hay un concepto que ha fascinado a generaciones enteras: el de las almas gemelas. Estas conexiones especiales y únicas que trascienden lo común y corriente, y se sumergen en lo más profundo de nuestro ser.

Las almas gemelas son aquellas personas que parecen estar destinadas a encontrarse en esta vida, independientemente de las circunstancias que las rodeen. Pueden manifestarse en diferentes formas y relaciones, ya sea en una pareja romántica que se complementa a la perfección, en un amigo cercano que siempre está ahí en los momentos difíciles, o incluso en un desconocido que aparece en nuestro camino justo cuando más lo necesitamos.

Lo que diferencia a las almas gemelas de cualquier otro tipo de relación es la conexión espiritual y de energía que las une. Es como si hubieran sido creadas el uno para el otro, como si sus vibraciones y frecuencias estuvieran en perfecta armonía. Esta conexión trasciende el tiempo y el espacio, creando una sensación de familiaridad y cercanía que es difícil de explicar con palabras.

Es importante estar abiertos y receptivos a esta conexión para poder experimentar el amor incondicional y la compañía eterna que una alma gemela puede ofrecer. Nutrir esta relación especial es fundamental para que crezca y se fortalezca con el tiempo, llenando nuestras vidas de alegría, amor y sentido.

En definitiva, las almas gemelas existen en este mundo, y su presencia puede iluminar nuestro camino y darnos la fuerza y el apoyo que necesitamos para enfrentar los desafíos que la vida nos presenta. Estar en sintonía con nuestra propia energía y con la de los demás nos permite atraer a esas almas afines que están destinadas a cruzar nuestro camino. ¡Que nunca dejemos de buscar y de cuidar esas conexiones mágicas que nos hacen sentir completos y plenos en este viaje llamado vida!

Nota del autor:
Para ampliar el conocimiento sobre las almas gemelas, se pueden consultar obras como "Many Lives, Many Masters" de Brian Weiss, "The Seat of the Soul" de Gary Zukav, y "The Celestine Prophecy" de James Redfield, que exploran conceptos similares de conexiones espirituales y energéticas en las relaciones humanas.

jueves, 18 de abril de 2024

Rescatando el amor de las garras del individualismo, la apatía y la manipulación: una reflexión necesaria

 


Por Raúl Enrique Bibiano







En la sociedad actual, donde el individualismo se ha apoderado de la mentalidad de las personas, el amor se ve cada vez más amenazado por la apatía y la manipulación. En un mundo donde se valora más la satisfacción personal que las relaciones interpersonales, el amor se convierte en un sentimiento vulnerable y frágil.

El individualismo hace que las personas se centren en sus propias necesidades y deseos, dejando de lado la importancia de las relaciones afectivas y el cuidado del otro. En lugar de buscar la felicidad a través de la conexión emocional con los demás, se busca la satisfacción a cualquier precio, incluso a costa de lastimar a quienes nos rodean.

Esta apatía se ve exacerbada por una sociedad manipuladora que nos bombardea constantemente con mensajes que distorsionan nuestras percepciones del amor. Nos hacen creer que el amor es algo superficial y efímero, que se puede medir en likes, retweets y seguidores en redes sociales. Nos hacen creer que el amor es posesión y control, en lugar de respeto y reciprocidad.

Como resultado, el amor se ve cercenado en su expresión más pura y sublime. Se convierte en un mero intercambio de favores y gestos vacíos, en lugar de una conexión emocional profunda y significativa. Se convierte en un juego de poder en el que uno siempre sale perdiendo.

Para rescatar el amor de las garras del individualismo, la apatía y la manipulación, es necesario volver a sus raíces más auténticas y genuinas. Es necesario reconectar con el amor como un sentimiento que nos hace vulnerables pero también nos hace humanos. Es necesario dejar de lado el egoísmo y la indiferencia y abrir nuestro corazón a la posibilidad de amar y ser amados de forma desinteresada y sincera.

En última instancia, el amor es el antídoto perfecto contra la sociedad manipuladora en la que vivimos. Es el arma más poderosa para combatir la apatía y el individualismo que nos rodean. Es el camino hacia la redención y la sanación de un mundo que ha olvidado la importancia de amar y ser amado.

Por tanto, no dejemos que el individualismo, la apatía y la manipulación nos alejen del amor. Cultivemos relaciones basadas en el respeto, la honestidad y la empatía. Abramos nuestro corazón a la posibilidad de amar y ser amados de forma auténtica y verdadera. Solo así podremos recuperar el amor como un sentimiento sublime y transformador en nuestras vidas.

El verdadero amor: el motor que impulsa nuestras vidas

Por Raúl Enrique Bibiano


El amor es un sentimiento tan poderoso y complejo que ha sido objeto de estudio y reflexión a lo largo de la historia de la humanidad. Desde los poemas y obras de teatro de la antigua Grecia hasta las canciones pop contemporáneas, el amor ha sido descrito de mil maneras diferentes, pero siempre con una constante: la conexión profunda y especial que une a dos personas en una relación.

El verdadero amor va más allá de simples emociones pasajeras o atracciones superficiales. Se trata de un compromiso profundo y duradero con otra persona, basado en la confianza, la lealtad y el respeto mutuo. El amor verdadero es desinteresado, sacrificial y generoso, buscando siempre el bienestar y la felicidad del ser amado por encima de cualquier otra cosa.

En las relaciones humanas, el amor es el pegamento que mantiene unidas a las personas a lo largo del tiempo, superando obstáculos y desafíos. Es la fuerza que da sentido y significado a nuestras vidas, haciéndonos sentir completos y plenos cuando estamos junto a la persona que amamos.

Sin embargo, el amor también puede ser complicado y doloroso. La vulnerabilidad y la exposición emocional que implica amar a alguien pueden llevarnos a experimentar momentos de incertidumbre, miedo y dolor. Pero es en esos momentos de dificultad donde el amor verdadero se hace más fuerte, demostrando su capacidad para sanar heridas y superar adversidades.

En definitiva, el verdadero sentimiento de amor y las relaciones humanas son un reflejo de nuestra propia humanidad, de nuestra capacidad para conectar y relacionarnos con los demás de una manera profunda y significativa. A través del amor, aprendemos a ser mejores personas, a crecer y a evolucionar, descubriendo en el otro una parte de nosotros mismos que nos hace sentir completos y plenos.

En pocas palabras, el amor verdadero es el motor que impulsa nuestras vidas, dándonos fuerza, esperanza y motivación para seguir adelante. En un mundo tan lleno de desafíos y dificultades, el amor es el bálsamo que nos reconforta y nos da luz en medio de la oscuridad. Porque al final del día, lo que realmente importa es amar y ser amado


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domingo, 22 de septiembre de 2019

El obrar de Dios y un testimonio guardado por más de 4 décadas.


Por Raúl Enrique Bibiano


          Relato de una historia real con intervención Divina.


Esta historia real, nace allá por 1976, cuando una noche lluviosa y fría de invierno, regresaba de una comisión en la zona oeste de Buenos Aires para una Compañía de Seguros. Llovía tanto, que me vi obligado a conducir muy despacio por la avenida Callao, en donde a la altura del 300, se desvió mi atención  hacia una chica embarazada, que lucía un costoso tapado de piel y se encontraba junto a su pareja, que sostenía una enorme y pesada valija y que intentaban resguardarse de un enorme aguacero.

En ese momento, sentí un impulso por ayudarlos «fue como si ellos me estuvieran esperando» y aunque no los conocía ni sabía quienes eran, decididamente tomé la avenida Corrientes, girando en Rodríguez Peña y luego por Sarmiento continué la marcha hasta llegar junto a ellos,  para invitarlos a subir a mi rodado y ayudarlos a sortear la tormenta. Cuando ya se habían acomodado en el automóvil, se los veía exhaustos, hambrientos y preocupados; Entonces, recuerdo que los invité a cenar a un conocido restaurante ubicado a pocas calles de allí, por la calle Montevideo.

La chica (Stella Maris) que estaba en un avanzado estado de su embarazo y no dudó en contarme los motivos por los que no podían hospedarse en ningún hotel; era menor de edad y no la aceptaban por dicha razón. Pero la situación era aún más delicada: Stella Maris y Ricardo, habían viajado desde el Uruguay hasta Buenos Aires tras usar un documento de identidad de una amiga uruguaya, que junto a un permiso de viaje, eran parte de su desesperación por encontrar a su padre. En ese momento, me quedé perplejo, cuando por su vez, me manifestó que ella, era realmente de nacionalidad Argentina.

Recuerdo que sentí una enorme desazón cuando me contó el resto de su historia; Su madre que también era Argentina, había escapado de Mar del Plata hacía 14 años, abandonando a su esposo, un farmacéutico que desempeñaba su actividad profesional en una farmacia frente a la antigua terminal de ómnibus, por la calle Alberti, en medio de un romance con un amigo del matrimonio: . Juntos se habían llevado a la adolescente cuando apenas tenía 2 años de edad.

El tercero en discordia, que era de nacionalidad Uruguaya, era un ingeniero civil que le brindó todo mientras vivía su madre, pero al fallecer ella, por una enfermedad, esa chica, ya adolescente, comenzó a ser hostigada por sus hermanastras e inclusive la habían abandonado a su suerte, dejándola en la calle.

Mientras que escuchaba su historia, se me hacía como un nudo en la garganta de tanta tristeza y cuando me dijo lo que sabía sobre su padre biológico, reclinándome en la mesa del restaurante, le dije –Creo que vamos a necesitar ayuda-- Entonces pensé de inmediato en un buen amigo, un hombre mucho mayor que yo, dueño de una financiera que viajaba asiduamente a la costa.

Recuerdo que salí a buscar un teléfono público y lo llamé  para contarle lo que estaba sucediendo: Su primer respuesta fue que yo estaba loco, al cargarme con semejante problema en mis espaldas y no solo eso, también por pedirle su ayuda a altas horas de la noche, sobre todo, para dos extraños.

Entonces volví a insistirse hasta que logré convencerlo, para que aquella misma noche, le solucionemos al menos, parte de su problema y mantenerlos a resguardo seguro por el fin de semana. Realmente me sentía conmovido por la situación de esos chicos en total estado de vulnerabilidad.

Cuando mi buen amigo Santiago, poco después de media hora, estaba frente a esta joven pareja, pareció como si de pronto hubiera visto un fantasma: se puso pálido y dirigiéndose a mi, sin quitar la vista de esta chica, me dijo que le veía un enorme parecido a una secretaria que había tenido hacía muchos años.

Cuando Santiago le preguntó sobre el nombre de su madre, resultó que efectivamente, era nada menos que la hija de aquella, que tantos años atrás, había sido su secretaria. Pero la sorpresa no terminaba allí, tanto para mí como para la joven pareja, Santiago sabía sobre la historia que la chica me había narrado respecto al alejamiento repentino de su madre con el ingeniero uruguayo y además, tenía una relación de amistad de muchos años con el padre de la muchacha, que era en realidad farmacéutico y se encontraba en Mar del Plata.

A medida que transcurrían los minutos, lo que hasta horas atrás parecía una trágica situación, comenzó a transformarse en una enorme bendición y me atrevo a decir, que fue un milagro divino. «Había recogido en medio de la tormenta a una joven pareja llena de problemas» y había sacado de la cama a un amigo para apoyarme en ayudar a estos jóvenes, ignorando que mi amigo era la llave para resolver la situación en términos generales de la joven pareja. No existía una casualidad, algo más allá de lo humanamente comprensible había ocurrido. Sigo creyendo que Dios estuvo aquella noche entre nosotros para solucionar semejante injusticia de esta adolescente.

Finalmente, luego de unos días, terminamos todos en Mar del Plata, donde primero mi amigo se entrevistó con su amigo, padre de esta jovencita, logrando así, un reencuentro entre padre e hija después de 14 largos años, en los que ese buen hombre  nada supo acerca de ella. 

Siempre que recibía alguna noticia sobre ellos, era por medio de mi amigo Santiago, quien viajaba muy a menudo a la ciudad costera. Yo me encontré a la chica con su beba de forma fortuita una vez en una playa de Mar del Plata y nunca más supe de sus vidas. Lamentablemente, mi amigo falleció y como yo dejé de viajar a la costa, la información sobre sus progresos se fué diluyendo con el correr del tiempo.

Han transcurrido muchos años ya, tal vez, ni siquiera me recuerden, o tal vez sí: Es probable que en sus momentos de recogimiento, recuerden aquella fría y lluviosa noche de invierno que con certeza, Dios escuchó los ruegos de alguno de ellos dos.

Aquella mesa donde cenamos esa noche lluviosa, hoy, después de tantas décadas, continúa estando allí, como un testigo silencioso de ese milagroso encuentro hace 43 largos años. 

Entonces reflexionando al respecto, comprendí que Dios, hace las cosas muy bien! Aun recuerdo sus nombres; Stella Maris y Ricardo: Esta, es una de tantas historias con final feliz en la que Dios ha puesto su milagro, dado que nada es casualidad. Dios se sirve de muchos de nosotros para que actuemos como instrumentos de su voluntad

Esta historia de amor y solidaridad, es una historia completamente real, Antes de compartirla ahora en forma pública y aunque algo sintetizada, era conocida por los involucrados en la propia situación. Jamás la he compartido ni siquiera con los miembros de mi familia, pero hoy he decidido hacerla pública. Si algo me da un poco de vergüenza, es hablar de estos casos que me involucran junto a las decisiones venidas de Dios. Jamás he deseado que me pudieran tomar como milagrero o algo así, porque no soy un ángel ni poseo alas o algo así. Apenas soy un simple mortal como cualquier otro ser humano, eso sí, con una rica espiritualidad y un enorme don de amar adquirido después de haber sido fusilado por un delincuente, cuya munición se frenó a medio centímetro de ingresar a mi frente.