Por Raúl Enrique Bibiano
Leyes obsoletas y resoluciones administrativas que resultan tan ambiguas como los machistas que las sancionaron. La Justicia determinó que enseñar los senos en la playa no comete infracción ni delito.
La
falsa moral de los hipócritas que promueven normativas encontradas
contra la Libertad y los Derechos de las Personas, tratan de obligar
a las mujeres a ocultar sus atributos naturales de forma inquisidora
en pleno siglo XXI.
Los hechos en video:
Más
allá de si esté bien o esté mal para algunos, no podemos pretender
que los Derechos de la Mujer, estén siempre cuestionados. Después
de todo, desde tiempos remotos, las mujeres exhibieron sus senos, lo
cual no debe ser tomado como una cuestión ofensiva.
Si
bien resultaría algo inapropiado ir a trabajar o circular por las
calles desnudas o semi desnudas, en lugares como playas o piscinas,
no se puede admitir que una mujer de la edad que fuere, tenga que ser
objeto de sanciones penales o administrativas por exhibir sus senos
con total libertad.
Estos
ataques hacia sus libertades, son propios de mentes insanas que mas
bien, podríamos comprender como propiamente dicho, actos de
violencia de Género.
Ya
en varias oportunidades, ha ocurrido en distintos lugares de la
provincia de Buenos Aires, que una mujer sea censurada por amamantar
públicamente a su bebé, acto que más allá de ser una obligación
natural alimentaria, debe ser interpretada como un hecho normal, un
acto de amor.
Pero
días pasados, en una playa pública de la ciudad bonaerense de
Necochea, un falso moralista armó un escandalizate incidente al
llamar a la policía por el sano atrevimiento de un reducido grupo de
mujeres turistas que sin maldad alguna, decidieran tomar sol sin la
parte superior de sus trajes de baño. (topless)
La
cuestión derivó en el arribo al balneario de al menos 6 patrulleros
y no menos de 20 uniformados entre los que habían además, policías
femeninas que las obligaron a abandonar el lugar, previo vestir sus
partes superiores para tapar sus pechos.
Todo
indicó que los uniformados orinaron fuera del tarro, como lo hacen
siempre, embistiendo contra personas sanas que solamente intentaban
un bronceado parejo y disfrutar de sus derechos humanos.
Empero,
la cuestión fue más allá y hasta absurdamente, labraron
actuaciones contra las mujeres por presunta infracción de
exhibiciones obscenas.
Cuando las mujeres en una playa lucen de topless, los hombres las atacan con su falsa moral!
Cuando los hombres orinan en la vía pública a cualquier hora contra contenedores de residuos, nadie dice nada!
Duro
ha sido el revés, no solo para los ignorantes y abusivos
funcionarios policiales, más también para los falsos moralistas de
siempre que solo esperan una mínima oportunidad para ejercer su
instinto de violentos contra la mujer en general.
Las
actuaciones que labraron fueron archivadas por el juez penal de feria
en turno que emitió un fallo en primera instancia de la Ciudad de
Necochea. Se trata nada menos del Dr. Mario Juliano, quien además de
ello, ha tenido la valiente determinación de publicar personalmente
un artículo en el que queda resaltado que “mostrar las tetas no es
delito”.
A
fin de trasladar el propio entender del magistrado en su artículo,
deseo compartir de forma textual con mis lectores y en sus propias
palabras, lo que el Juez Dr. Mario Juliano ha transmitido
públicamente a continuación:
Por Mario juliano
Director ejecutivo de la asociación
pensamiento penal. Juez del tribunal en lo criminal 1 de Necochea.
"Mi ciudad, la ciudad que amo, la ciudad en la que vivo, ha sido el
escenario donde se encendió la mecha de la polémica sobre la
desnudez, desde el momento que una muchachas decidieron quitarse el
corpiño en una playa pública atestada de veraneantes. En los
hechos, se convirtió en un verdadero acto de rebeldía cívica
frente a determinadas pautas culturales.
En estos días me tocó, como juez de feria, resolver las actuaciones
policiales sobre el caso. En primer lugar dispuse el archivo de las
actuaciones, ya que desde mi perspectiva los hechos carecían de
relevancia contravencional. La norma que podría sancionar este tipo
de hechos se refiere a actos obscenos que afecten la decencia
pública.
Tal como se comprenderá, coincidir acerca de qué es lo que
significa un acto obsceno o en qué consiste la decencia pública es
una tarea imposible de lograr. Ero, independientemente de ese aspecto
legal, lo cierto es que el hecho que una mujer descubra sus pechos no
representa un acto objetivamente lesivo para terceros y, por ende, se
encuentra exento de la autoridad de los magistrados.
Los seres humanos somos los únicos integrantes del reino animal que
tenemos serios problemas para convivir con nuestros cuerpos y que
hacemos de esas dificultades un buen motivo para enfrentarnos y
guerrear. El color de la piel ha sido el tradicional argumento para
desatar verdaderos genocidios. El sexo con que nacemos influye en
nuestras vidas y determinará que en lo sucesivo tengamos mayores
posibilidades de ser objeto de violencia o menor acceso a las
oportunidades. Los rasgos aindiados de las facciones serán un
obstáculo para trasponer algunas fronteras geográficas.
La prohibición de la exhibición de ciertas partes del cuerpo se
inscribe en esa problemática y tiene la misma raíz autoritaria que
los ejemplos señalados. La cultura occidental se escandaliza frente
a la tradición de algunos pueblos musulmanes que obligan a las
mujeres a cubrirse el rostro en público con un velo, del mismo modo
que sonreímos superados cuando vemos fotos de las primeras décadas
del siglo XX que nos muestran a bañistas mujeres enfundadas en
trajes que apenas dejaban ver sus manos y sus pies, pensando para
nosotros mismos sobre la ridiculez de ciertas costumbres.
Los conflictos con el cuerpo han sido relacionados con la curiosa
noción de la moral pública, que aún sin conocer su significado y
sus alcances, ha sido uno de los potentes argumentos para imponer una
forma de vida a personas que no comparten los gustos de quienes
deciden qué es lo que debe entenderse por ese concepto. La moralidad
pública no se agota en una mera discrepancia sobre los gustos
personales y formas de posicionarse frente a la vida, sino que se
traslada al ámbito penal para reforzar las ideas de quienes tienen
la posibilidad de regular nuestros comportamientos, sancionando con
penas de arresto o prisión a los que se opongan a la visión
oficial.
La defensa irrestricta de las libertades me lleva a posicionarme en
favor de las mujeres que decidieron descubrir sus pechos, del mismo
modo que apoyo las manifestaciones (tetazos) que ocurrirán en los
próximos días en defensa de los derechos. Esa es una de las formas
(en ocasiones la única posible) de provocar un debate sobre las
cuestiones que nos conciernen, del mismo modo que ocurre con otros
temas (marihuana, edad de punibilidad, violencia de género) que
deben formar parte de una agenda amplia y generosa en la que
participemos la mayor cantidad de personas, propio de democracias más
deliberativas.
La ocasión (la enorme repercusión nacional e internacional del
episodio) me pareció propicia para reclamar a la legislatura
bonaerense la necesaria reforma del Código de Faltas en general, y
particularmente su artículo 70, que es el que reprime a los actos
obscenos. El Código de Faltas, vigente desde marzo de 1973, es una
verdadera rémora autoritaria y los bonaerenses nos merecemos contar
con una herramienta legal adecuada a una sociedad moderna, que
contribuya a la convivencia y el uso igualitario de los espacios
públicos.
Finalmente, ante la posibilidad que estos hechos se reiteren en las
playas necochenses, o que se produzcan manifestaciones a favor o en
contra del ejercicio de ese derecho, reclamé a las autoridades
policiales que se conduzcan con extrema prudencia, evitando el empleo
de medidas coercitivas, tratando de mediar en las situaciones
conflictivas (si se presentaran) para evitar la producción de hechos
de violencia.
Una sociedad diversa y plural no puede aspirar a la unanimidad de las
opiniones. Eso sólo ocurre en los regímenes dictatoriales.
Difícilmente nos pondremos de acuerdo sobre la desnudez y la forma
de practicarla. De lo que se trata es de encontrar puntos de
convivencia que nos permitan avanzar hacia modelos de sociedad más
libres, donde existan mayores posibilidades de ejercer los derechos y
realizarnos individualmente. Y de lo que también se trata es de
abandonar ciertas hipocresías, que condenan el topless de unas
chicas en un balneario, pero que mira para otro lado frente a hechos
de inusitada gravedad.