LA HISTORIA, ES EL MÁS IMPORTANTE VIAJE AL PASADO, QUE NOS ENSEÑA A NO COMETER AQUELLOS ERRORES, QUE OTROS COMETIERON A LO LARGO DEL TIEMPO.
En
pleno siglo XXI, suceden cosas que realmente no son nuevas,
comparándolas con la historia que me transporta nada menos que al
siglo XIX. Por aquellos tiempos, y más o menos para esta misma época
del año, comenzaba a rondar por entonces, en la que tan solo era una gran aldea con 187.000 habitantes, (actual ciudad de Buenos Aires), un
asesino silencioso, denominado después, como la peste de la fiebre
amarilla.
Corrían
los primeros días de enero de 1871 cuando de buenas a primeras,
fallecieron las primeras víctimas de esta catastrófica epidemia que
de la noche a la mañana, le fueron sucediendo unas 10 muertes
diarias sin que las autoridades por aquel entonces, demuestren gran
preocupación por ello.
Ya
por el mes de febrero, para el gobierno municipal que compartía la
gran aldea junto al gobierno nacional y al de lo que actualmente es
la Provincia de Buenos Aires, era más importante los festejos del
carnaval que las cuestiones de horror que se vivían en los barrios
del sur.
Por
aquel entonces, cuando el médico Eduardo Wilde, preocupado con la
situación que se vivía, les advirtió que se estaba frente a un
severo brote febril. Lógicamente, no le dieron la más mínima
importancia y hasta lo consideraron agorero. Eran más importantes
los festejos del carnaval que todo lo que sucedía a la población.
No
era para menos, los que estaban muriendo eran los de clase baja,
muchos inmigrantes y pobres trabajadores que habitaban casas de
inquilinatos construidas en madera y chapa u otras viviendas
construidas con adobe.
Pero
después del carnaval y comenzando el mes de marzo, el número de
muertes era de 40 personas al día, y ya no se trataba de los más
pobres de los olvidados y mas pobres barrios del sur, también se
veían afectados los de la clase alta, aquellos que habitaban los
señoriales barrios del norte de la gran aldea.
Ante
tal desparpajo, se creaba una comisión popular para hacer frente a
semejante tragedia en la que el gobierno no demostraba potestad.
Aquella comisión estaba formada por el Dr. Roque Perez,
Billinghurst, Mitre, el Dr. Francisco Javier Muñiz, Vedia, el poeta
Guido Spano entre tantos otros…
Transcurrían
los días y las muertes aumentaban sin pedir permiso a nadie. Desde
la segunda quincena de marzo comenzaron a morir 150 personas por día,
ocasionando el terror en la ciudad y a ello se sumaron los saqueos,
el abusivo cobro en los mateos y en los medicamentos que para nada le
servían a tan tremenda situación a los enfermos.
Domingo
Faustino Sarmiento era por entonces el presidente y en realidad, al
decir de la historia, era lo mismo que si el gobierno estuviera
acéfalo. Tanto él como su vice presidente Adolfo Alsina prefirieron
abandonar la ciudad de Buenos Aires. Una Buenos Aires que se detuvo
por el horror y la muerte que poblaba sus calles.
Entonces
los diarios de la época, comenzaron a escribir y a describir lo que
ocurría de manera tal que el diario La Prensa del 21 de marzo de
1871 comenta el hecho con éstas palabras: “Hay ciertos rasgos
de cobardía, que dan la medida de lo que es un magistrado y de lo
que podrá dar de sí en adelante, en el alto ejercicio que le
confiaron los pueblos”.
Los
días transcurrían entre el pánico y el terror causado por la
situación que atravesaban los habitantes de aquella Buenos Aires. De
pronto comenzaron a morir de a 500 por día y sin salvación.
Ni
siquiera habían féretros, los carpinteros que no eran inmortales,
habían corrido la misma suerte que los demás. Los cadáveres eran
envueltos en sabanas y apilados por las calles a la espera de ser
trasladados a una fosa común abierta en el entonces cementerio del
sur, hoy parque Ameghino, donde bajo su fachada de plaza monumental,
todavía se encuentra la mayoría de aquellos que perdieron sus vidas
por una trágica enfermedad asesina. La Fiebre Amarilla.
Entre tantos los más de 14.000 fallecidos enterrados en el actual parque Ameghino, también fue enterrado el Dr. Francisco Javier Muñiz, quien lamentablemente, falleció intentando ayudar a los que morían por la fiebre amarilla. Su muerte ocurrió el 8 de abril de 1871 contagiado por la temible peste.
Pero
regresando al presente, al ahora, en pleno siglo XXI, en donde la
tecnología nos brinda el lujo o la suerte de poder expresar lo que
sentimos, lo que sucede a nuestro alrededor, lo que otros parecen
ignorar o prefieren ignorar…
Me
viene a la memoria aquella desesperada advertencia del Dr. Eduardo
Wilde sobre la terrible epidemia. Es entonces que pienso en que ya se
vienen los carnavales, cuyos festejos ya no son aquí en Buenos
Aires, también lo son en otras provincias y más aun preocupante,
miles se trasladan al Brasil, donde en este año, lamentablemente
padecen un rebrote del asesino silencioso, el terrorífico
“Flavivirus Amarelis” - Fiebre Amarilla.
Es
cuando mi preocupación ciudadana me lleva a pensar en aquellos
tiempos y mi pregunta es si por esas casualidades, los gobernantes de
ambas naciones no estarán más preocupados en las ganancias que les
pudiera retribuir el turismo, que a preocuparse con la salud en
general?
En
tanto, el número de casos en Brasil aumenta desmesuradamente día
tras día y los muertos también son más a cada día, pero tal
parece los gobernantes, lo tratan de minimizar.
El
rebrote de esta terrible enfermedad mortal se sigue expandiendo por
el Brasil y como la vieja historia del caballo de troya, viaja como
huésped en los viajeros desprevenidos de ciudad en ciudad.
No
cerremos los ojos a la realidad… La vida es un derecho de todos.
Sean pobres o sean ricos, sean blancos o sean de color, sean de
cualquier creencia o religión. Sean de izquierda o de derecha, del
centro o de donde sean.
Actualización de casos en Minas Gerais: Casos al 24 de enero 2017: 391 - Muertos 115.-
Sao Paulo: Casos al 24 de enero 2017: 13 - Muertos 8.-
Goias -Brasilia Casos al 24 de enero 2017: 1 Muertos 1.-
Espirito Santo Casos al 24 de enero 2017 22 Muertos 3.-
Bahia Casos al 24 de enero 2017 23 Muertos 1.-
Santa Catarina 4 Muertos ? Si toman lectura de mis artículos anteriores, podrán comprender con cuanta rapidez aumentan los casos diariamente. Por eso es importante viajar en el tiempo por medio de la historia. Los siclos de las muertes nos dan la pauta de como prolifera este tipo de flavivirus mortal.
No
pensemos en el carnaval, pensemos como evitar que la historia funesta
de una epidemia mortal se vuelva a repetir. Aquel que usaba las
sandalias y bebía el agua del coco, murió por causa del Aedes
Aegyipti sin saberlo!
Prevención: Cómo
se transmite el Flavivirus Amarilis:
Ahora
también en Sao Paulo: 13 casos de fiebre amarilla en personas de las
que al menos 6 habían viajado a a Minas Gerais, regresaron a Sao
Paulo donde 6 de ellas murieron y 7 se encuentran graves.
Respecto
a los 206 casos de fiebre amarilla de los que se tenía noticias en
el estado de Minas Gerais hasta hace unos 4 días atrás, estos casos
se elevaron para 271. Ello indica que continúa creciendo el número
de casos de personas afectadas por el terrible flavivirus mortal.
En
tanto, el número de muertes por causa de esta terrible epidemia que
las autoridades sanitarias por todos los medios intentan disimular
para evitar la generación de pánico masivo en la población, ha
subido en 4 días de 53 para 71 casos fatales.
Las
autoridades del Ministerio de Salud del Brasil, informaron que han
destinado ya, la cantidad de 2.000.000 de vacunas para el estado de
Minas Gerais a donde se enviarán al menos unas 350.000 dosis más
para reforzar la situación que pretende evitar que se siga
propagando.
De
acuerdo con la información suministrada por el vocero del Ministerio
de Salud del Brasil, se ha recomendado a 19 estados Brasileños para
dar curso a la vacunación a la población y evitar así que la
fiebre amarilla continúe afectando a la población en general, lo
que no siempre es probable evitar.
Dado
que solo se recomienda la vacunación, pero sin que esto sea tomado
como una obligación y por lo tanto, carente de fiscalización
sanitaria, ello es lo que posibilita acrecentar los casos de Fiebre
Amarilla a nivel nacional o internacional).
Por
su parte, la O.M.S. indica que con una sola dosis de la vacuna contra
la Fiebre Amarilla, el ser humano se encuentra inmunizado para toda
la vida, pero el Ministerio de Salud de Brasil por su parte, aconseja
que igualmente así, la población renueve cada 10 años su vacuna
con un refuerzo.
Algunos
infectólogos de renombre en Brasil, opinan que lamentablemente,el país
se encuentra sentado en una bomba de tiempo a punto de estallar, con
respecto a la fiebre amarilla. Entre alguno de ellos se puede citar
al Epidemiólogo Dr. Eduardo Massad, de la Universidad de Sao Paulo.
El
Facultativo expresó: “Precisamos entender que el riesgo de la
introducción de la fiebre amarilla para la zona urbana, sería una enorme tragedia; tal vez mucho mayor que lo que representa
el zika, dengue y chikungunya juntas, porque la fiebre amarilla mata
casi al 50% de las personas que no alcancen a ser tratadas
clínicamente a tiempo.”
Fiebre Amarilla en Minas Gerais continua creciendo y matando.
El ministerio de
salud de Brasil confirmó ayer miércoles 18 de enero, que los casos
bajo estudio por la fiebre amarilla “detectados” en 29 municipios
rurales de Minas Gerais, son 206, ((cuyo número del pasado 13 de
enero, era apenas de 133 casos))…
También se ha
incrementado la cantidad de muertes por este virus mortal, que de 38
pasó a 48 y ahora a 53 conforme la versión oficial que podría ser
aun mucho más grave de lo que la indican.
En tanto, el propio
ministerio de salud ha indicado que la población de 14 municipios
del estado de Río de Janeiro también deben aplicarse la vacuna
contra la viebre amarilla. Así también en el estado de Bahía, a
quienes ya se ha efectuado también esta recomendación de vacunar
contra el virus mortal y al resto de los estados linderos de Minas
Gerais.
A tal efecto, el
ministerio envió refuerzos de 1.6 millones de dosis de la vacuna
para Minas Gerais, 500 mil para el estado de Espirito Santo, 350 mil
para el estado de Río de Janeiro y 400 mil para el estado de Bahía,
informando así también, que todo el estado de Minas Gerais hace
parte del área de mayor recomendación de la aplicación de la
vacuna contra la Fiebre Amarilla.
A todo esto, cabe
confirmar que en el estado de Espirito Santo, donde la muerte de
primates la semana pasada creció drásticamente de 10 para 80 y que
despertó el alerta sobre la Fiebre Amarilla, ya cuenta con al menos
6 casos de personas infectadas con el virus mortal de esta grave
enfermedad.
Histórico
reciente de la enfermedad en Brasil
Durante 2015, fueron
registrados 9 casos de fiebre amarilla silvestre en todo el Brasil: 6
casos en el estado de Goiás; 2 casos en el estado de Pará y 1 caso
en el estado de Mato Grosso do Sul, de los que cuales, se debió
lamentar el fallecimiento de 5 personas infectadas por la fiebre
amarilla.
En 2016, fueron
confirmados 7 casos de esta terrible enfermedad: en el estado de
Goiás 3 casos; en Sao Paulo 2 casos y 2 casos en el estado de
Amazonas. De los 7 casos confirmados fallecieron 5 de los infectados
por el grave virus de la fiebre amarilla.
Actualidad y el Virus:
El inicio de este brote de Fiebre Amarilla, vino a tener lugar en Minas Gerais, en finales de diciembre de 2016, luego que aparecieran decenas de primates muertos, que se encontraban infectados con el virus de la enfermedad mortal. Fue en pocos días, que guardias del departamento de fauna silvestre en Sao Paulo y en Espirito Santo, también descubrieron la muerte de primates en las áreas rurales, cuyas muertes se confirmó, fueron producidas por el mismo Flavivirus.
Inmunización:
Desde junio del año
2016, el nuevo criterio científico emitido por la Organización
Mundial de la Salud, refiere que con apenas una dosis de la vacuna
contra la fiebre amarilla, las personas ya tienen la protección de
por vida.
Aun así, en el
Brasil, el Ministerio de Salud prevé que la población debe tener
una dosis y un refuerzo de la misma conforme su calendario oficial,
debiendo reforzarla cada 10 años.
NI EXAGERACIÓN
NI OBSTINACIÓN:
La historia
Argentina, no podemos borrarla ni distorsionarla a nuestro gusto ni
aun así que fuera de forma caprichosa. Durante diciembre de 1870, en
Corrientes murieron infectados por el virus de la fiebre amarilla al
menos 2.000 infectados.
Por este mismo Flavivirus letal, más de 14.000 seres humanos
murieron o fueron algunos enterrados vivos en la actual Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
La peste mortal habría llegado al país en barco desde Brasil
ocasionando el peor desastre humano y económico de todos los
tiempos.
Hoy, esta epidemia mortal podría llegar alojada como un troyano en
el equipaje de algún viajero en camión, en automóvil, en micro
buses de larga distancia o mismo así, en un vuelo regular desde
aquél vecino país. O simplemente, un viajero infectado cuya
enfermedad, resulte asintomática por la inmediatez entre la
inoculación y el viaje de ingreso al país.
Por ello resulta de suma importancia la difusión insistente de esta
situación sanitaria regional que, de ninguna manera debe ser tenida
como una exageración ni como una obstinación del autor de la
noticia.
Es deber de todo ciudadano de bien, concientizar al resto de los
conciudadanos sobre los peligros que corremos para el caso de tener
que lamentar afrontar una situación de tremenda envergadura. No
esperando que una enfermedad tan peligrosa nos ataque por sorpresa
sin habernos preocupado de al menos, tomar las medidas preventivas
necesarias para menguar sus efectos o evitarla con todos los medios
que poseemos para ello.
"Prevenir no es alterar ni amedrentar a la opinión pública". Prevenir es poner a resguardo los intereses supremos del ser humano ante una situación límite, en la que puede verse en alto riesgo, el destino, la fortuna, la salud o un riesgo de vida de la ciudadanía en forma particular o en general.
A todos, deseo prevenirlos. Porque podríamos tener un rebrote de Fiebre Amarilla... después de 146 años en argentina.
<<Aunque en realidad, la responsabilidad de ello recae en las máximas autoridades de la Nación, quienes en definitiva, tienen la obligación funcional para evitar riesgos a nuestras vidas.>>
La
Fiebre Amarilla es una enfermedad infecciosa grave, causada por un
virus transmitido por mosquitos, en áreas urbanas, suburbanas,
rurales o forestales. Los principales vectores son los mosquitos
Haemagogus y Sabethes, aunque en las áreas urbanas y suburbanas, el mayor vector es el Aedes Aegypti.
Ante la actual situación de un rebrote de Fiebre Amarilla en el vecino país Brasileño, resulta lógico, mantenernos en máxima alerta, para evitar que terminemos afectados por una grave enfermedad que podría reavivarse en nuestro país.
Bien es sabido que en Argentina, siempre optamos por pensar que no nos sucederá lo que le sucede a otros... "Pensamiento arrogante, propio de nuestro engrupimiento natural", pero que debemos asumir y no olvidar que hace 146 años, nos ocasionó la pérdida de más de 14.000 vidas humanas. Desde hace varios días, un rebrote de Fiebre Amarilla en Brasil, por un caso importado de Angola, da la pauta del peligro que nos acecha por estos días. Solo pensar en las grandes posibilidades que un viajero ingrese infectado con el virus de la fiebre amarilla a la Argentina, nos ocasionaría un terrible desenlace... No es pesimismo ni es ser agorero, es ser realista, sobre algo que está más allá de cualquiera sea el deseo de que algo nunca vuelva a sucedernos en materia de fiebre amarilla. Aunque Brasil todavía no ha lanzado un resultado concreto y solamente habla de casos "sospechosos" la realidad se contrapone en medio de los resultados prácticos, que dan cuenta que las muertes y los casos se han quintuplicado en solo 4 días en Minas Gerais. A mayor abundancia, y aunque en el presente informe de la Organización Mundial de la Salud, que luce aquí debajo, no lo actualizaron aun, dado que la fiebre amarilla avanza a pasos agigantados, los casos aumentaron drásticamente y en el Estado vecino a Minas Gerais, Espirito Santo, ya han dado la preocupante información desde las más altas esferas de ese gobierno, respecto a la muerte de primates que en un abrir y cerrar de ojos, ascendieron de apenas 10 casos, a 80 muertes de animales que despertaron una enorme preocupación en el área del gobierno estatal y federal. Por estas razones, se torna indispensable e ineludible que la ciudadanía concurra de inmediato a los centros y hospitales a vacunarse contra la fiebre amarilla y evitar así, morir a causa de esta grave enfermedad mortal, llegado el caso que un viajero nos sorprenda con la importación del virus. Que se desprende del presente informe de la Organización Mundial de la Salud: Brasil confirmó seis casos de fiebre amarilla durante 2016 y el número de epizootias,
especialmente en el estado de São Paulo, durante 2016 aumentó considerablemente en
comparación a los años anteriores. En efecto, desde el inicio del año y hasta el 12 de
diciembre de 2016 en el estado de São Paulo se notificaron 163 epizootias en primates no
humanos (PNH) con un total de 227 animales afectados. Hasta la fecha de elaboración de
este informe un total de 16 epizootias (correspondientes a 24 PNH) fueron confirmadas y
otras 35 fueron descartadas. Las restantes continúan bajo investigación. El 6 de enero de 2017, el Centro Nacional de Enlace (CNE) para el Reglamento Sanitario
Internacional (RSI) de Brasil notificó a la Organización Panamericana de la Salud, Oficina
Regional de la Organización Mundial de la Salud (OPS / OMS) la ocurrencia de 23 casos
sospechosos y probables de fiebre amarilla, incluidos 14 defunciones, ocurridos en 10
municipios de Minas Gerais (Figura 2). La fecha de inicio de síntomas del primer caso es del
18 de diciembre de 2016. En 12 casos en los que la información está disponible, todos son
del sexo masculino, residentes de área rural, con una mediana de edad de 36,6 años
(rango de 7 a 53 años). La investigación se encuentra en curso.
Argentina no está ausente. El Ministerio de Salud de la Nación, ya tiene previsto en su sitio Web, el espacio Salud del viajero, donde alerta sobre la Fiebre Amarilla y advierte respecto a la necesidad de vacunarse. Ministerio de Salud de la Nación Argentina: Alerta Fiebre Amarilla
Segmento histórico de la terrible epidemia de fiebre amarilla de 1.871 en Buenos Aires con un total de 14.000 víctimas fatales en poco tiempo
Monumento a las víctimas de la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires de 1.871 Erguida en el centro del actual Parque Ameghino - ex Cementerio del Sur.
En 1871 convivían en la ciudad de Buenos Aires, el Gobierno Nacional, presidido por Domingo Faustino Sarmiento, el de la Provincia de Buenos Aires, con el gobernador Emilio Castro, y el municipal, presidido por Narciso Martínez de Hoz: no existía aún el cargo de Intendente, creado 9 años después al federalizar la ciudad; estos tres gobiernos tenían enfrentamientos políticos y jurisdiccionales.
Situada sobre una llanura, la ciudad no tenía sistema de drenaje, salvo el caso particular de unos pocos miles de habitantes que obtenían agua sin impurezas gracias a que en 1856, ante una propuesta de Eduardo Madero, el Ferrocarril Oeste decidió aumentar el calibre del caño que transportaba agua desde la Recoleta, donde estaban los filtros que servían para quitar las impurezas del agua que se utilizaba para el buen funcionamiento de las locomotoras a vapor, hasta la Estación del Parque, para poder así satisfacer también la demanda de agua de los vecinos.
Para el resto de la población, la situación era muy precaria en lo sanitario y existían muchos focos infecciosos, como por ejemplo los conventillos, generalmente habitados por inmigrantes pobres venidos de Europa o afroargentinos, que se hacinaban en su interior y carecían de las normas de higiene más elementales.
Otro foco infeccioso era el Riachuelo (límite sur de la ciudad) convertido en sumidero de aguas servidas y de desperdicios arrojados por los saladeros y mataderos situados en sus costas. Dado que se carecía de un sistema de cloacas, los desechos humanos acababan en los pozos negros, que contaminaban las napas de agua y en consecuencia los pozos, que constituían una de las dos principales fuentes del vital elemento para la mayoría de la población.
La otra fuente era el Río de La Plata, de donde el agua se extraía cerca de la ribera contaminada y se distribuía por medio de carros aguateros, sin ningún saneamiento previo.
La ciudad crecía vertiginosamente debido principalmente a la gran inmigración extranjera: para esa época vivían tantos argentinos como extranjeros, y estos últimos sobrepasarían a los criollos pocos años más tarde. El primer censo argentino de 1.869 registró en la Ciudad de Buenos Aires 177.787 habitantes, de los cuales 88.126 (49,6 %) eran extranjeros; de estos 44.233 (la mitad de los extranjeros) eran italianos y 14.609 españoles. Además de los conventillos mencionados, sobre 19.000 viviendas urbanas, 2.300 eran de madera o barro y paja.
Además de las epidemias de fiebre amarilla, en 1.867 y 1.868 se habían producido varios brotes de cólera, que habían costado la vida a centenares de personas y también estaban relacionados con la Guerra de la Triple Alianza, entre cuyos combatientes había causado varios miles de muertos.
Frente a esa situación, el censo antes citado indicaba que en Buenos Aires había apenas 160 médicos, menos de uno por cada 1.000 habitantes. Las instituciones públicas no estaban preparadas para hacer frente a las consecuencias de las deplorables condiciones higiénicas en que se encontraba la ciudad.
Desde principios del año 1870 se había tenido noticias en Buenos Aires de un recrudecimiento de la fiebre amarilla en Río de Janeiro. En el mes de febrero, y nuevamente en marzo, se logró evitar el desembarco de pasajeros infectados que llegaron en dos vapores desde esa ciudad.
No obstante, el presidente Sarmiento vetó el proyecto de extender la cuarentena a todos los buques procedentes de esa ciudad y en una oportunidad ordenó autorizar el desembarco de los pasajeros de dos buques provenientes de Río de Janeiro y la prisión del médico del puerto de Buenos Aires por haberlo impedido.
A fines de ese año se declaró una epidemia de fiebre amarilla en Asunción del Paraguay, donde la población vivía en un estado de pobreza extrema.
La Guerra de la Triple Alianza había finalizado recientemente con la derrota de Paraguay y los diarios locales atribuyeron la epidemia a la llegada de algunas decenas de soldados paraguayos prisioneros que habían sido repatriados desde el Brasil.
La población, debilitada por el hambre, tenía pocas posibilidades de resistir la epidemia y se llegaron a registrar veinticinco muertes por día, no existiendo registros del total de víctimas.
Dos hechos facilitaron la entrada de la epidemia a la Argentina: por un lado, tras la muerte de quince de sus hombres, el general Julio de Vedia evacuó centenares de soldados desde Villa Occidental (situada frente a Asunción) a la ciudad de Corrientes, y así la enfermedad llegó a territorio argentino.
Por otro lado, algunos diarios, como el The Standard de Buenos Aires, consideraron que no se trataba de fiebre amarilla sino de afecciones gástricas, y que el número de muertes diarias no eran alarmantes, lo que contribuyó a que no se tomara recaudo alguno para prevenir su traslado a la capital argentina.
Durante la guerra, la ciudad de Corrientes había sido el centro de comunicación y abastecimiento de las tropas aliadas, incluidas las brasileñas, de modo que no es seguro que la enfermedad haya llegado desde el Paraguay. En esta ciudad de 11.000 habitantes, murieron de fiebre amarilla alrededor de 2.000 personas entre diciembre de 1.870 y junio del año 1.871.
La mayor parte de la población huyó, incluyendo el gobierno completo; hasta tal punto estaba abandonada la ciudad que un ciudadano llamado Gregorio Zeballos entró por su cuenta al despacho abandonado de la Casa de Gobierno y se hizo cargo en forma provisoria de la gobernación sin que nadie se le opusiera.
Otras poblaciones de la provincia de Corrientes sufrieron el castigo de la enfermedad, como San Luis del Palmar, Bella Vista y San Roque, que sumaron unas quinientas víctimas más.
A lo largo de la Guerra de la Triple Alianza, sucesivos grupos de combatientes arribaron a Buenos Aires. Estaban formados principalmente por oficiales, y correctamente controlados desde el punto de vista sanitario.
En cambio, durante el año 1.870 y a principios de 1.871 llegaron directamente desde Asunción y Villa Occidental grandes contingentes que no habían sido sometidos a ningún recaudo sanitario ni cuarentena.
Aunque las estadísticas no lo recuerdan, se da como fecha de iniciación de la epidemia el 27 de enero de 1871 con tres casos identificados por el Consejo de Higiene Pública de San Telmo.
Las mismas tuvieron lugar en dos manzanas del barrio de San Telmo, lugar que agrupaba a numerosos conventillos: las viviendas en las calles Bolívar 392 y Cochabamba 113, fueron los primeros focos de iniciación y propagación. En Bolívar 392, un pequeño inquilinato de ocho cuartos, el italiano Ángel Bignollo de 68 años de edad y su nuera Colomba de 18, contrajeron la enfermedad, siendo asistidos por el doctor Juan Antonio Argerich, quien no pudo evitar sus muertes.
En el certificado de defunción Argerich expresó que el deceso del primero se debió a una gastroenteritis, y el de la segunda a una inflamación de los pulmones. Ese diagnóstico, expresado erróneamente a sabiendas, tuvo la finalidad de no alarmar a los inquilinos de la casa y a los vecinos del barrio; pero en la notificación que Filemón Naón, comisario de la Sección 14, elevó al jefe de la policía, Enrique Gorman, se consignó que ambos eran casos de fiebre amarilla.
La Comisión Municipal, que presidía don Narciso Martínez de Hoz, desoyó las advertencias de los doctores Luis Tamini, Santiago Larrosa y Leopoldo Montes de Oca sobre la presencia de un brote epidémico, y no dio a publicidad los casos.
En esta fecha, Mardoqueo Navarro ya parecía desconfiar de los datos de la autoridad, pues en su diario anotó, con cierta ironía: "27 de enero: Según las listas oficiales de la Municipalidad, 4 de otras fiebres, ninguna de la amarilla".
Aunque a partir de esa fecha se registraron cada vez más casos (principalmente en el mencionado barrio de San Telmo), la Municipalidad continuó con los preparativos relacionados a los festejos oficiales del carnaval, que en aquella época, eran un acontecimiento multitudinario y de importancia para la ciudad.
A fines de febrero el médico Eduardo Wilde, que venía atendiendo casos de enfermos, aseguró que se estaba en presencia de un brote febril (el 22 de febrero se habían registrado 10 casos) e hizo desalojar algunas manzanas.
Pero los festejos de carnaval entretenían demasiado a la población como para escuchar su advertencia, los porteños se divertían en bailes y desfiles de comparsas, y algunos, como Manuel Bilbao, director de La República, afirmaban rotundamente que no se trataba de casos de fiebre amarilla.
El mes de febrero terminó con un registro de 300 casos en total, y el mes de marzo comenzó con más de 40 muertes diarias, llegando a 100 el día 6, todas a consecuencia de la fiebre.
Recién el 2 de marzo, cuando el carnaval llegaba a su fin, las autoridades prohibieron su festejo: la peste ahora azotaba también a los barrios aristocráticos. Se prohibieron los bailes y más de la tercera parte de los ciudadanos decidió abandonar la ciudad.
El 4 de marzo, el diario La Tribuna comentaba que en horas de la noche, las calles eran tan sombrías que “verdaderamente parece que el terrible flagelo hubiese arrasado con todos sus habitantes”. Sin embargo, aún se estaba lejos de lo peor.
El Hospital General de Hombres, el Hospital General de Mujeres, el Hospital Italiano y la Casa de Niños Expósitos no dieron abasto con la cantidad de pacientes. Se crearon entonces otros centros de emergencia, como el Lazareto de San Roque (actual Hospital Ramos Mejía) y se alquilaron otros privados.
El puerto fue puesto en cuarentena y las provincias limítrofes impidieron el ingreso de personas y mercaderías procedentes de Buenos Aires. Los alquileres aumentaron fuertemente en los alrededores de la ciudad.
El municipio fue incapaz de sobrellevar la situación, por lo que en respuesta a una campaña periodística iniciada por el periodista Evaristo Federico Carriego de la Torre, miles de vecinos se congregaron, el 13 de marzo, en la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) para designar una “Comisión Popular de Salud Pública”. Al día siguiente, tal agrupación nombró como presidente al abogado José Roque Pérez y como vicepresidente al periodista Héctor Varela; además, la conformaron, entre otros, el vicepresidente de la Nación Adolfo Alsina, Adolfo Argerich, el poeta Carlos Guido y Spano, el ex presidente de la Nación Bartolomé Mitre, el canónigo Domingo César, el sacerdote irlandés Patricio Dillon y el nombrado Carriego. Este último exhortaba:”Cuando tantos huyen, que haya siquiera algunos que permanezcan en el lugar del peligro socorriendo a aquellos que no pueden proporcionarse una regular asistencia”.
Entre otras funciones, la comisión tuvo como tarea la expulsión de aquellas personas que vivían en lugares afectados por la plaga, y en algunos casos, se quemaban sus pertenencias. La situación era aún más trágica cuando los desalojados eran inmigrantes humildes o que aún no hablaban bien el español, por lo que no entendían la razón de tales medidas.
Los italianos, que eran mayoría entre los extranjeros, fueron en parte injustamente acusados por el resto de la población de haber traído la plaga desde Europa. Unos 5.000 de ellos realizaron pedidos al consulado de Italia para retornar a su país, pero había muy pocos cupos; además, muchos de los que lograron embarcar, murieron en alta mar.
Una observación del doctor Guillermo Rawson podría haber llevado a entender el vector del contagio: muchas familias habían huido tempranamente de la capital a algún pueblo cercano, y Rawson observó que los miembros de esas familias que regresaban a la ciudad (aunque fuese por unas horas) solían enfermar, pero no contagiaban a sus familiares. Lo que faltaba fuera de las zonas húmedas de la ciudad era el mosquito Aedes aegypti; pero ni Rawson ni los demás médicos sabían que este era el vector de la enfermedad: algo que no sería descubierto hasta una década más tarde.
Entre los médicos que fallecieron en labores para contrarrestar la enfermedad estuvieron los doctores Manuel Gregorio Argerich, su hermano Adolfo Argerich, Francisco Javier Muñiz, Zenón del Arca (decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires), Caupolicán Molina, Ventura Bosch, Sinforoso Amoedo, Guillermo Zapiola y Vicente Ruiz Moreno. Otros médicos que permanecieron en su puesto o incluso acudieron a la ciudad, y sobrevivieron, fueron Pedro Mallo, José Juan Almeyra, Juan Antonio Argerich, Eleodoro Damianovich,nota 6 Leopoldo Montes de Oca, Juan Ángel Golfarini, Manuel María Biedma y Pedro A. Pardo.
La ciudad contaba solamente 40 coches fúnebres, de modo que los ataúdes se apilaban en las esquinas a la espera de que coches con recorrido fijo los transportasen. Debido a la gran demanda, se sumaron los coches de plaza, que cobraban tarifas excesivas. El mismo problema con los precios se dio con los medicamentos, que en verdad poco servían para aliviar los síntomas.
Como eran cada vez más los muertos, y entre ellos se contaban los carpinteros, dejaron de fabricarse los ataúdes de madera para comenzar a envolverse los cadáveres en trapos. Por otra parte, los carros de basura se incorporaron al servicio fúnebre y se inauguraron fosas colectivas.
Por otro lado, el número de saqueos y asaltos a viviendas aumentaron: existieron casos donde los ladrones accionaban disfrazados de enfermeros para introducirse en las casas de los enfermos. Fue incesante la actividad que desarrolló la Comisaría Nº 14, a cargo del Comisario Lisandro Suárez: día y noche recorrían las calles, cerrando con candados (cuyas llaves eran entregadas al Jefe de Policía) las puertas de calle de las casas de San Telmo, abandonadas precipitadamente por sus dueños.
El cementerio del Sur, situado donde actualmente se encuentra el parque Ameghino en la Avenida Caseros al 2.300, vio rápidamente colmada su capacidad. El gobierno municipal adquirió entonces siete hectáreas en la Chacarita de los Colegiales (donde hoy se encuentra el Parque Los Andes, entre las actuales avenida Corrientes y las calles Guzmán, Dorrego y Jorge Newbery) y creó allí el nuevo Cementerio del Oeste. Quince años más tarde, éste se trasladaría a pocos metros de allí, al actual Cementerio de la Chacarita.
El 4 de abril fallecieron 400 enfermos, y el administrador de dicho cementerio informó a los miembros de la Comisión Popular que tenía 630 cadáveres sin sepultar (además de otros que había encontrado por el camino) y que 12 de sus sepultureros habían muerto. Fue entonces cuando Héctor Varela, Carlos Guido Spano y Manuel Bilbao, entre otros, tomaron la decisión de oficiar de enterradores; al hacerlo rescataron de la fosa común a algunas personas que aún manifestaban signos de vida, entre ellas una francesa lujosamente vestida.
No fue el único caso: en su diario, Navarro afirmaba que hubo enterramientos de gente viva.
Esto se condice con relatos de diversos periódicos: por ejemplo, "La Prensa" del 18 de abril comentaba de un tal Pittaluga, que fue dado por muerto y "revivió" en camino al cementerio, y de otro caso, ocurrido el 15 de abril, en que un enfermero se pescó una borrachera y al ir a su casa se desvaneció y quedó sobre una calle, hasta que fue levantado por un recolector de cadáveres que lo arrojó a una fosa. El supuesto muerto tuvo la suerte de despertarse a tiempo, justo cuando comenzaban a rociarlo con cal.
El 7 de abril (era Viernes Santo) murieron 380 personas por la fiebre (y apenas 8 por otras causas). El Sábado de Gloria fallecieron 430 de fiebre. Del 9 al
11 de abril se registraron más de 500 defunciones diarias, siendo el día 10 el del pico máximo de la epidemia, con 563 muertes; debe considerarse que el promedio diario normal de muertes antes de la tragedia era de veinte individuos. Comenzaron a producirse además casos fulminantes, gente que moría uno o dos días después de contraer la enfermedad.
Ayudada por los primeros fríos del invierno, la cifra comenzó a descender en la segunda mitad de abril, hasta llegar a 89. Sin embargo, a fin de mes se produjo un nuevo pico de 161, probablemente provocado por el regreso de algunos de los auto evacuados, lo que condujo a su vez a una nueva huida. El mes terminó en definitiva con un saldo de más de 7.500 muertos por el flagelo, y menos de 500 por otras enfermedades.
El diario inglés The Standard publicó una cifra de víctimas fatales por la fiebre que se consideró exagerada y provocó indignación a los porteños: 26 000 muertos.
El doctor Guillermo Rawson afirmó que fallecieron 106 personas por cada 1000 habitantes, lo cual alcanzaría nada menos que 28.620 víctimas fatales: cifra también considerada muy alta. Es difícil establecer con exactitud la cantidad correcta, pero los datos de las fuentes más serias la cifran entre los 13.500 y 14.500.
El Monumento a los caídos de la fiebre amarilla erigido en 1.899, es el único monumento que existe hoy en la ciudad en memoria de la peor tragedia (por la cantidad de muertos en comparación con el total de la población) que haya sufrido Buenos Aires. Se encuentra situado en el lugar que ocupara el edificio de la administración del Cementerio del Sur (actual parque Ameghino), frente al hospital de infecciosas Dr. Francisco Javier Muñiz.
En medio de este parque, el monumento ostenta una inscripción central: “El sacrificio del hombre por la humanidad es un deber y una virtud que los pueblos cultos estiman y agradecen”.
En definitiva, nadie se percataba que el enemigo mortal se encontraba frente a las narices de todos y a quien nadie le prestaba importancia: El Aedes Aegypti, un singular mosquito capaz de asesinar a millones de personas en corto plazo.
Desde 1881, gracias a las investigaciones del cubano Carlos Juan Finlay, se sabe que el agente transmisor de la fiebre amarilla es el mosquito Aedes Aegypti.
Antes de esa fecha, los médicos atribuían la causa de muchas epidemias a lo que llamaban miasmas, emanaciones fétidas de aguas impuras que se suponía flotaban en el ambiente.
El Aedes Aegypti, causa además de la Fiebre Amarilla, otras enfermedades sumamente mortales conocidas como: Zika, Dengue, Chikungunya, Ébola y otras más! Se recomienda no dejar recipientes que puedan contener agua o líquidos donde este insecto mortal se pueda reproducir.
Transcurrió con significativa presencia, el paro y movilización de los Trabajadores Residentes y Concurrentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Desde temprana hora de este primer día de setiembre, se llevaron a cabo distintas actividades de los Trabajadores Residentes y Concurrentes de la Salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con motivo del paro y movilización del sector, en demanda de sus derechos salariales, la reapertura y participación en el debate de paritarias y por los derechos de una mejor calidad en el Servicio de Salud entre otros reclamos.
[Crérditos Fotografía: Argentina iNside News]
Con significativa concurrencia de profesionales de la salud, de distintos hospitales de la Ciudad de Buenos Aires, nucleados en la Asamblea de Residentes y Concurrentes CABA, y con el apoyo de ATE y distintos gremios y asociaciones profesionales adherentes a sus justos reclamos, se han desarrollando en el Obelisco Porteño, distintas actividades en las que participaron inclusive, catedráticos de la salud y legisladores porteños.
Estos reclamos, que no poseen tintes partidarios, ello así, porque la medicina y la salud de las personas, no poseen una bandera política, pero sí, una batería de reclamos que al parecer, muchos funcionarios desde distintos gobiernos, procuran desentenderse.
Esta situación, por la que hoy nuevamente se vieron obligados a parar y movilizarse los profesionales de la salud, responde a temas que hacen a la mejora de sus salarios, de su inclusión real en las tratativas paritarias, de su condición de trabajo, de su seguridad física, de sus reales derechos a vivir dignamente sin persecuciones administrativas ni funcionales por sus reclamos que realizan; y la de humanizar la estructura del servicio de salud.
[Crérditos Fotografía: Argentina iNside News]
Durante las distintas ponencias de esta suerte de foro abierto realizado en la Carpa Blanca que se ha instalado en la Plaza de la República, las distintas voces convergieron en una misma idea: No se puede continuar así.
Es necesario un cambio que permita por un lado a los Residentes, mejorar sus ingresos que se deben asemejar a los médicos de planta y, ello debe ser discutido por medio de paritarias participativas, en donde sean escuchados sus reclamos. Por otro lado, la necesidad de incluir a los Concurrentes que trabajan sin pausa y a la par de los demás profesionales pero, "ad honoren", algo que desde todo punto de vista, resulta disparatado... porque a fin de cuenta, trabajan y merecen obtener un reconocimiento por sus tareas profesionales.
[Crérditos Fotografía: Argentina iNside News]
A partir de la hora 10:00 los Asambleístas Residentes y Concurrentes de CABA, realizaron un intercambio de ideas y opiniones respecto a la normativa legal sobre los roles y actividades de los Residentes y Concurrentes.
[Crérditos Fotografía: Argentina iNside News]
Al término de los debates sobre las normativas sobre Residencias y Concurrencias, se dió início a una "Radio Abierta" donde se escucharon distintas opiniones y puntos de vista sobre la situación del sector con la participación de dirigentes, asambleístas y profesionales de distintas áreas de la Salud.
[Crérditos Fotografía: Argentina iNside News]
Posteriormente, tuvo lugar una denominada olla popular, realizada con el exclusivo aporte de sus propios bolsillos de los Residentes y Concurrentes CABA. y se distribuyó un delicioso guiso de arroz a todos los asistentes al acto.
[Crérditos Fotografía: Argentina iNside News]
Los Asambleístas realizaron talleres sobre distintas temáticas que hacen a su labor cotidiana tocando temas como la interrupción del embarazo, la salud mental en CABA y el seguro de salud universal que propone aplicar el gobierno, contando con la presencia de Mario Rovere. quien disertó sobre la situación de la salud en CABA.
[Crérditos Fotografía: Argentina iNside News]
Entre los tantos participantes de esta movilización, se sorprendió a dos profesionales del Hospital Pirovano que con mate en mano, no perdían un milímetro de estas actividades como era de esperarse! Gracias por posar para la foto!
[Crérditos Fotografía: Argentina iNside News]
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[Crérditos Fotografía: Argentina iNside News]
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[Créditos Fotografía: Asamblea Residentes y Concurrentes CABA]
[Créditos Fotografía: Asamblea Residentes y Concurrentes CABA]
[Créditos Fotografía: Asamblea Residentes y Concurrentes CABA]
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[Créditos Fotografía: Asamblea Residentes y Concurrentes CABA]
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