Por Raúl Enrique Bibiano
En lo que va del año 2019, se calcula que han muerto al menos unas 60 personas en Venezuela y solo en los 3 primeros días del mes de mayo, resultaron asesinadas por el régimen dictatorial del usurpador narco terrorista Nicolás Maduro Moros y sus secuaces, cinco que detallo a continuación:
†Juribith
Rausseo (27) Caracas
†Yoifre
Jesús Hernández Vásquez(14) Caracas
†Josner
Peralta (16) Aragua
†Samuel
Enrique Méndez (24) Aragua
†Yonder
Villasmil (14) Mérida
Cada
uno de ellos, fueron asesinados por las fuerzas de seguridad bajo
las ordenes del usurpador, que imprimen el terror mediante asesinatos
violentos y despiadados. Estos homicidios seriales, no tienen en
cuenta edades, ni sexo, ni clase social, ni religión, ni raza, ni
nacionalidad. Para el dictador, todos aquellos que no piensen como
él, deben morir e inclusive ahora también, ha mandado a cortar las
cabezas de quienes se opongan a su régimen dictatorial…
Frente
a ello, nos encontramos con una organización como la ONU que siempre
se ha mostrado indolente ante los aberrantes asesinatos del régimen
en Venezuela y que es capaz de culpar a las víctimas antes que los
victimarios de la violación de los Derechos Humanos.
Por
otra parte, nos encontramos con un panorama sórdido en donde se puede
observar la cobardía de muchos gobiernos regionales que dan la
espalda a los tristes acontecimientos en Venezuela y que en vez de
ayudar a las víctimas de esa dictadura, maltratan como si fueran
soldados de maduro a sus ciudadanos que huyen como pueden para
intentar una nueva vida fronteras afuera.
Durante
los últimos meses, todas las acciones del presidente de la Asamblea
Nacional de Venezuela han sido fracasos tras fracasos con relación a
apartar a Nicolás Maduro Moros de la cúpula del poder usurpado.
En
Venezuela existe el horror, el hambre, la desocupación, la falta de
agua, de energía eléctrica, pero lo peor es que falta la libertad de
expresión, y la clara violación de los Derechos Humanos en sus 30
artículos de la Declaración Universal, lo cual, se puede apreciar en la
persecución, el secuestro, la desaparición forzada y el genocidio.
A lo que se suma la falta de una verdadera administración de
justicia, que me recuerda al che guevara en cuba, que primero fusilaba
a los opositores y después ordenaba labrar sus sentencias de muerte
de manera antojadiza.
Lo
que padece el pueblo de Venezuela no es más ni menos que un largo
avasallamiento de sus Derechos Humanos y aunque muchos políticos
internacionales dicen apoyar a una sociedad desarmada, perseguida y
destrozada, no hacen nada por sacar de forma concreta al dictador y a
sus secuaces del poder. No alcanza con proclamas o amenazas de esto o
aquello, de embargos o impedimentos comerciales. Aquí lo que está
haciendo falta es la aplicación de una mano demasiado dura que
realice una cirugía mayor sin anestesia. Y como reza el refrán:
“muerto el perro, se termina la rabia”.
Pero en tanto, la situación desgarradora que atraviesan esas almas,
es una situación que va más allá del razonamiento humano. Viven
asediados por las fuerzas opresoras del sistema y por los llamados
colectivos armados que son gavillas armadas por el propio régimen
dictatorial.
A este absurdo, se suman los gobiernos de Irán, de China, de Corea
del Norte, Cuba y Rusia que están apoyando como un escarnio hacia el
pueblo soberano de Venezuela, un apoyo irrestricto al dictador, quien
además da cobijo y recibe asesoramiento de terroristas del
Hezbollah, de las FARC y del ELN, poniendo en peligro la seguridad de
todas las naciones del Continente Americano.
Lo cierto es que esta situación tiene una sola salida: Una
intervención Militar internacional aunque no sea de mucho agrado de
algunos que, seguramente sean quienes tengan algún negociado espurio
con la narco dictadura de Venezuela.
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