Con
la sentencia contra Daniel Lagostena(58), condenado a 22 años de
cárcel por la desaparición y homicidio de la joven Erika Soriano,
hecho ocurrido en agosto de 2010, no solo se cierra un caso criminal;
Se libera a la sociedad argentina de un peligroso criminal.
Lamentablemente,
Erika Soriano tuvo la muy mala suerte de cruzarse en el camino de
este asesino en un momento en que ella se encontraba atravesando una
difícil situación afectiva y este delincuente, se aprovechó de esa
vulnerabilidad para captar su atención.
Aun
recuerdo algunos puntos desde el inicio de este penoso caso, todas
las locuras que este tipo fue pergeñando, como desaparecer por un
tiempo dejando sobre el techo de un kiosco de revistas su celular,
para hacer creer a los investigadores que se encontraba en
determinado lugar cuando en realidad no estaba.
Sin
ir más lejos, su desfachatez al insistir que la pobre Erika se había
ido hacia la casa de su mamá en San Isidro. Solo una mente perversa
como la de Daniel Lagostena podía idealizar semejante argumento
para intentar salir de las sospechas que desde el comienzo del caso,
apuntaban a él.
Con
dicha sentencia, se ha puesto fin a una larga angustia padecida por
Esther Soriano, y sus hijos, como así también de la hoy
adolescente, hija de Erika, a la cual, su mamá jamás hubiera
abandonado.
Pero
no se concluye todo aquí en una sentencia contra Lagostena, Se abre
una ventana para que las autoridades policiales y judiciales, y
sobretodo el Ministerio Público, investiguen a fondo a la “mafia”
de los crematorios, de las casas mortuorias vinculadas a la
desaparición de personas, a quienes con la mayor facilidad del
mundo, cremaban mediante el sustento de falsos certificados de
defunción.
Hoy
la verdad salió a la luz definitivamente y lo podemos llamar de
ASESINO a Daniel Lagostena, aun cuando ridículamente, prosigue
sosteniendo su perfil de psicópata diciendo que es inocente de los
hechos que le fueron imputados y por lo que ha sido condenado.
Este
patán, sinvergüenza y asesino, hace unos años, tuvo el descaro y
la osadía de arremeter contra los medios de prensa, mediante una
carta escrita desde su lugar de detención, intentando desacreditar
la seriedad del periodismo. Un periodismo que solo se dedica a
transmitir noticias o sucesos. Un periodismo que no busca el ranking
con la desaparición de jóvenes y mucho menos, sobre casos tan
lamentables como el que ahora lo condenó a 22 años de prisión.
Se
hizo parcialmente justicia! Aun faltan sus cómplices, porque solo no
actuó para semejante barbarie.
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